Tesoro podría echar mano de sus reservas para evitar una emisión extraordinaria
Los grandes proveedores no cobrarán sus deudas al menos hasta marzo
- El Ejecutivo prevé gastar 6.500 millones en el plan de pago a proveedores
- Solo dispondría de 1.700 millones para abonar deudas a las grandes empresas
Madrid
Con este importe se hará frente a dos partidas. Por un lado, los impagos que no pudieron incluirse en el primer plan de pago a proveedores, con facturas pendientes de cobro hasta el 31 de diciembre de 2011, y por otro, las deudas de entidades locales, oficinas de farmacia y otros colectivos, con facturas entre el 1 de enero de 2012 y el 31 de mayo de 2013.
Fuera de esta fase quedan, sin embargo, todo el sector industrial, las pymes y los autónomos, que son los que más deudas acumulan por parte de las comunidades autónomas y ayuntamientos. Todos ellos esperaban poder cobrar sus facturas impagadas antes de final de año, pero todo apunta a que como pronto lo empezarán a cobrar a partir de marzo. ¿Por qué se ha producido esta situación? Fuentes empresariales señalan que el problema es estrictamente financiero. El Ejecutivo dispone este año de 8.200 millones de euros para financiar inicialmente el plan de pago a proveedores, de los que 7.000 estaban previstos en los Presupuestos Generales del Estado de 2013 y 1.200 correspondían a un excedente del anterior plan de pago a proveedores. Si a esa cantidad se le resta los 6.500 millones ya comprometidos para este año, el dinero que quedaría se limita a 1.700 millones de euros, una cifra claramente insuficiente para poder hacer frente a la deuda pendiente. Solo los impagos que acumulan la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin ) y la patronal de los laboratorios farmacéuticos Farmaindustria superan los 6.000 millones de euros, a lo que habría que sumar las deudas de los autónomos.
La puesta en marcha de esta segunda fase depende en exclusiva de la decisión de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, que previamente tendrá que tener atado como financiar el resto del plan. Y aquí es donde se encuentra el cuello de botella. El Ejecutivo baraja utilizar a finales de año ese remanente de 1.700 millones para pagar a proveedores, sin definir quiénes se verían beneficiados, y el resto lo pagaría a lo largo del próximo ejercicio. El problema es cómo financiarlo. Tradicionalmente se había recurrido a emisiones extraordinarias de deuda, aunque el elevado importe podría provocar una subida de la prima de riesgo, algo que quiere evitar a toda costa el Gobierno.
El abaratamiento de los costes de financiación ha generado un ahorro de 5.000 millones de euros al Ejecutivo. Analistas consultados por este periódico aseguran que el calendario del Tesoro está prefijado y que cualquier emisión extraordinaria transmitiría un mensaje muy negativo a los mercados, por lo que subrayan que con toda seguridad el Tesoro acudirá a otros mecanismos como las reservas. Algo que, sin embargo, no se hará hasta el año que viene porque el uso de fondos para este ejercicio ya está definido y cualquier alteración sería un aviso negativo para los mercados.
Al excedente de 1.700 millones de euros y a las reservas de las que pueda echar mano el Tesoro en 2014, habría que sumarle el dinero que se ha ido acumulando de más en las distintas emisiones que se han ido sucediendo en su calendario y que serviría para completar el montante necesario para hacer frente a esa cantidad, aún por determinar.
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