LEGISLAR “POR OCURRENCIAS” Y CON “CALCULADORA”
Notas sobre la Reforma Local que
aprobará el Gobierno
“Las instituciones son como fortalezas. Tienen que estar bien construidas” (Karl Popper)
“Las instituciones son como fortalezas. Tienen que estar bien construidas” (Karl Popper)
El proceso de elaboración en sede gubernamental
del anteproyecto de ley de racionalización y sostenibilidad de la administración
local bien puede calificarse de singular. Con la perspectiva que da la distancia
temporal convendrá en los próximos meses poner de manifiesto cuáles han sido el
cúmulo de errores (algunos garrafales) que se han cometido en tal proceso. Ahora
solo pongamos de relieve una cuestión: el nivel local de gobierno (más
concretamente, los ayuntamientos) son una pieza clave del sistema institucional
y no se les puede estar “mareando” durante un año y medio con propuestas
contradictorias o con ocurrencias de última hora a miles de municipios
españoles, a sus respectivos regidores y a los millones de ciudadanos que son
receptores de esos servicios públicos locales. Por mucho que les cueste entender
a los impulsores ministeriales de esta propuesta normativa, el nivel local de
gobierno es una estructura nuclear del Estado Constitucional. Como me dijo muy
gráficamente un alto funcionario, un ayuntamiento ni es una caja de ahorros ni
una administración “independiente”. Tampoco es un sector de actividad. En el
Ministerio parece que las cosas no se ven con este
cristal.
El dictamen del Consejo de Estado parece que inicialmente enfrió los ánimos del Ministerio de llevar a cabo una operación dudosamente constitucional (tanto en lo competencial como en el tratamiento de la autonomía municipal, aunque el Consejo de Estado solo vio la segunda parte del problema). Así en un borrador del ALRSAL de 15 de julio de 2013 (no se confundan con el de 13 de julio de 2012, que fue un año antes) el coste estándar desaparecía (aunque aparecía una referencia velada al “coste efectivo”) y el papel de las diputaciones se difuminaba por completo (salvo en algunos aspectos puntuales). Dicho de otro modo, daba la impresión de que el Ministerio, aunque fuera a regañadientes, se hacía eco de la doctrina del Consejo de Estado mediante una salvaguarda de la autonomía municipal, dejaba en paz a las mancomunidades y desactivaba ese papel de centralidad institucional de las provincias (mejor dicho, de las diputaciones provinciales). Parecía, como alguien dijo, que se imponía la cordura, aunque fuera solo parcialmente.
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