Hace apenas un año, tres ciudades de California -, San Bernardino y Stockton, próximas a Los Angeles, y la turística Mamonth Lakes- se declararon en quiebra.
 San Bernardino, una ciudad con un 60 % de población hispana, cayó en julio de 2012 en la bancarrota por la crisis económica y la paralización del mercado de la vivienda. 
Los ayuntamientos de Mammonth Lake, el 3 de julio, y Stockton, el 28 de junio, determinaron seguir el mismo camino de Detroit por problemas derivados de la gestión municipal.
En mayo de 2012, la ciudad de Central Falls, en el estado de Rhode Island (este del país), anunció su bancarrota.
La industrial Harrisburg, en el estado de Pensilvania (este del país), se declaró también en quiebra en octubre de 2011. La bancarrota fue rechazada porque las leyes del estado prohíben esta medida a los municipios.
También en 2011, Jefferson County, el mayor condado de Alabama (sur del país), entró en suspensión de pagos después de acumular deudas por un montante de cuatro mil millones de dólares, la cifra más alta hasta la declarada por Detroit.
Boise County, en Idaho (centro del país), se acogió en marzo de 2011 a la bancarrota. Finalmente, su petición fue rechazada en noviembre tras alcanzar un acuerdo con sus acreedores.