Una sucursal de HSBC en Londres. / FACUNDO ARRIZABALAGA (EFE)
Europa planta cara a los bancos que manipularon el euríbor
Tres entidades rechazan pactar con la Comisión, que ultima una multa millonaria.
La Eurocámara topa con fuertes obstáculos para regular los índices.
Una operación que cada mañana hacen tres decenas de bancos condiciona lo que millones de ciudadanos y empresas europeas pagan por sus créditos. Tan solo en España, hay casi 600.000 millones de euros en hipotecas y la mayor parte son a tipo variable ligados al euríbor.
La manipulación de este índice amenaza con costarle caro a seis entidades. HSBC, Crédit Agricole, JPMorgan, Deutsche Bank, Royal Bank of Scotland y Société Générale deberán pagar una multa millonaria que la Comisión Europea tiene previsto anunciar antes de fin de año. Las autoridades de Competencia negocian con los investigados un acuerdo que, a cambio de información y de aceptar el castigo, les supondría una rebaja en la sanción del 10%. Pero tres de ellos (HSBC, Crédit Agricole y JPMorgan) se han levantado de la mesa negociadora y amenazan con dar batalla, según fuentes financieras.
La actitud de estos bancos contrasta con la de Barclays, que denunció el caso ante Bruselas a cambio de quedar exonerado de cualquier castigo por parte de los servicios que dirige el comisario Joaquín Almunia. La multa puede, en teoría, ascender al 10% de los ingresos de cada entidad, lo que supondría, por ejemplo, casi 5.000 millones de euros en el caso del HSBC. Nadie espera que las cifras sean tan altas, pero sí será una pena importante.
La sanción será inmediata para las que asuman su culpa; mientras que si no hay acuerdo, el proceso promete ser más largo y complicado. Pese a cobrar menos dinero, la Comisión prefiere un pacto porque así podría centrarse en otros asuntos y se libraría de posibles quejas posteriores. Tras este castigo, Bruselas decidirá sobre la manipulación del líbor, el índice de referencia interbancario del mercado anglosajón.
La forma poco transparente con la que se calcula el euríbor ha fomentado los abusos. El índice está pensado para reflejar el tipo al que los bancos se prestan dinero entre sí. Pero el problema es que no se usan los datos de transacciones reales, sino que se calcula con la información que aportan 31 bancos que operan en Europa. Y, como ya pasó con el líbor, ahora se ve que los datos que aportaban las entidades estaban hinchados.
“Siempre ha recibido críticas por no reflejar las verdaderas tensiones de liquidez de la economía. Ante este escándalo, es necesaria una nueva regulación”, dice Joaquín Maudos, catedrático de la Universidad de Valencia. El primer paso, sostiene, pasaría por ampliar sustancialmente el número de bancos que aportan los datos para evitar prácticas oligopolísticas.
Pero la multa no es la única iniciativa con la que las instituciones europeas tratan de restablecer la confianza en unos índices que condicionan los presupuestos de tantas familias y empresas. La Comisión propuso hace dos meses nuevas reglas para evitar en el futuro prácticas que, solo en Italia, han arrebatado 3.000 millones de euros a 2,5 millones de hogares, según cálculos de los consumidores. Pero la norma propuesta por el comisario Michel Barnier, que debe ser acordada con el Parlamento Europeo y el Consejo, choca con los eurodiputados que desean rebajar su alcance.
Las divergencias en la Cámara de Estrasburgo amenazan con hacer imposible su aprobación antes de las elecciones de mayo de 2014. “Los británicos se niegan a que el regulador europeo de los mercados tenga poderes sobre la City londinense y el líbor. Y nosotros creemos que los índices europeos tienen que estar supervisados por un organismo europeo”, señala el eurodiputado verde Sven Giegold. Fuentes comunitarias resumen en dos los grandes obstáculos que el proyecto debe salvar en la Eurocámara: decidir quién ejercerá como supervisor y el alcance de la nueva regulación.
La manipulación de este índice amenaza con costarle caro a seis entidades. HSBC, Crédit Agricole, JPMorgan, Deutsche Bank, Royal Bank of Scotland y Société Générale deberán pagar una multa millonaria que la Comisión Europea tiene previsto anunciar antes de fin de año. Las autoridades de Competencia negocian con los investigados un acuerdo que, a cambio de información y de aceptar el castigo, les supondría una rebaja en la sanción del 10%. Pero tres de ellos (HSBC, Crédit Agricole y JPMorgan) se han levantado de la mesa negociadora y amenazan con dar batalla, según fuentes financieras.
La actitud de estos bancos contrasta con la de Barclays, que denunció el caso ante Bruselas a cambio de quedar exonerado de cualquier castigo por parte de los servicios que dirige el comisario Joaquín Almunia. La multa puede, en teoría, ascender al 10% de los ingresos de cada entidad, lo que supondría, por ejemplo, casi 5.000 millones de euros en el caso del HSBC. Nadie espera que las cifras sean tan altas, pero sí será una pena importante.
La sanción será inmediata para las que asuman su culpa; mientras que si no hay acuerdo, el proceso promete ser más largo y complicado. Pese a cobrar menos dinero, la Comisión prefiere un pacto porque así podría centrarse en otros asuntos y se libraría de posibles quejas posteriores. Tras este castigo, Bruselas decidirá sobre la manipulación del líbor, el índice de referencia interbancario del mercado anglosajón.
La forma poco transparente con la que se calcula el euríbor ha fomentado los abusos. El índice está pensado para reflejar el tipo al que los bancos se prestan dinero entre sí. Pero el problema es que no se usan los datos de transacciones reales, sino que se calcula con la información que aportan 31 bancos que operan en Europa. Y, como ya pasó con el líbor, ahora se ve que los datos que aportaban las entidades estaban hinchados.
“Siempre ha recibido críticas por no reflejar las verdaderas tensiones de liquidez de la economía. Ante este escándalo, es necesaria una nueva regulación”, dice Joaquín Maudos, catedrático de la Universidad de Valencia. El primer paso, sostiene, pasaría por ampliar sustancialmente el número de bancos que aportan los datos para evitar prácticas oligopolísticas.
Pero la multa no es la única iniciativa con la que las instituciones europeas tratan de restablecer la confianza en unos índices que condicionan los presupuestos de tantas familias y empresas. La Comisión propuso hace dos meses nuevas reglas para evitar en el futuro prácticas que, solo en Italia, han arrebatado 3.000 millones de euros a 2,5 millones de hogares, según cálculos de los consumidores. Pero la norma propuesta por el comisario Michel Barnier, que debe ser acordada con el Parlamento Europeo y el Consejo, choca con los eurodiputados que desean rebajar su alcance.
Las divergencias en la Cámara de Estrasburgo amenazan con hacer imposible su aprobación antes de las elecciones de mayo de 2014. “Los británicos se niegan a que el regulador europeo de los mercados tenga poderes sobre la City londinense y el líbor. Y nosotros creemos que los índices europeos tienen que estar supervisados por un organismo europeo”, señala el eurodiputado verde Sven Giegold. Fuentes comunitarias resumen en dos los grandes obstáculos que el proyecto debe salvar en la Eurocámara: decidir quién ejercerá como supervisor y el alcance de la nueva regulación.
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